Viviendo la ostomía a tu estilo, es el slogan de Ostolife, la empresa que ha creado una prenda que ayuda a los pacientes con colostomía, ileostomía y urostomía.
Un baño de sol pega en la vieja máquina Singer de Ingrid Carreño. El calor llega ligero en sus rápidas manos mientras confecciona la última versión de una prenda hecha para cubrir y dar soporte a una bolsa de ostomía. A sus 73 años, Ostolife la impulsa a seguir cociendo. Ese es el sueño de su hija Maryori Chourio, una idea de negocio que se consolidó en el Ecosistema del Emprendimiento de la Alcaldía de Maracaibo.
Ingrid, costurera desde hace 15 años, pasa sus días en su taller: uno de los cuartos de la casa cuyas paredes están adornadas con pasajes bíblicos y motivacionales. Y es que su hija, “volvió a nacer” luego de superar las consecuencias de una operación de endometriosis complicada, que evolucionó hacia la extracción de un tumor de 6 kg, proceso que agrupó 11 operaciones, en cuatro años de tratamientos.
“La emprendedora exitosa que ahora ayuda a la gente, llegó a pesar 18 kilos. No quería salir de la casa, ni levantarse de la cama. En uno de esos días grises, mientras me decía que se quería morir, le propuse hacerle una bolsita de tela para cubrir las heces. No sabía cómo ayudarla, no sabía cómo devolverle las ganas de vivir. Le ofrecí hacer por ella lo que aprendí de niña cuando le cocía vestidos a mis muñecas. Puse en manos de Dios lo poco que tenía y El obró. Ese fue el rayo de esperanza que inició el milagro. Y ahora es mucho mejor porque ella vive para servir”, narró Ingrid mientras mostraba uno de los cinturones sport color negro que comercializa su hija de 42 años.
En la sala de Ingrid emerge otro emprendimiento a cargo de Moisés Morales, su nieto. – Moisés, ¿puedes pasarme la bolsa de telas que está en la silla?, pregunta Ingrid. – Yo lo busco, responde Maryori. Lo trae y madre e hija se sumergen en el desafío de escoger colores y tipos de telas para complacer las necesidades de cada cliente.
“En Ostolife, el proceso creativo incluye trazado, diseño y ajustes, basados en sugerencias de los propios pacientes. Hemos hecho cinturones hasta de neopreno, una tela impermeable que parece de buzo. Con ellos las personas pueden ir a la piscina cómodamente. Por eso nuestro lema es: viviendo la ostomía a tu estilo. Buscamos que las personas puedan adaptar su vida a la ostomía sin dejar de ser ellos mismos”, expresa Maryori, la inspiradora y creadora de este proyecto de negocio.
Ver crecer a Moisés y su otra hija Olangery era la mayor meta de Maryori, hasta que se enfrentó a la enfermedad y creó Ostolife la idea que “cambió la vida de su familia”. Ahora, lleva adelante la Fundación de Apoyo de personas con Colostomía, Ileostomía y Urostomía (FACIU), que nació en el 2014, cuando revisando en Facebook se dio cuenta de que en todo el país no existía ninguna institución que apoyara a este tipo de pacientes. Ella y sus colaboradores donan bolsas y equipos médicos, al tiempo que imparten charlas sobre las dietas y el manejo e higiene de estos materiales en todo el estado Zulia.
“Para llegar a más personas teníamos que invertir. Allí es donde aparece la Alcaldía de Maracaibo con su Ecosistema del Emprendimiento. Me ayudaron a concretar la idea de negocio, me enseñaron a administrarla, me asesoraron para registrarla y por último me impulsaron con un capital que invertimos en comprar una nueva máquina y elaborar más mesas de corte y costura”, detalló Maryori, quien recibió el primer microcrédito para su negocio el pasado 17 de mayo de 2024 de la mano del alcalde Rafael Ramírez Colina. Ella es una de las 358 personas que han formalizado su negocio con las oportunidades que ofrece la Alcaldía de Maracaibo.
“Ha sido un trabajo en equipo. Mi mamá cose y yo me dedico a comercializar. Este tipo de pacientes a veces salen a la calle hasta con bolsas plásticas amarradas a la cintura, pegadas con cinta o con tirro, porque no tienen la manera de ponerse una bolsa de ostomía. Ver esa necesidad nos impulsó a ayudar y luego a crear Ostolife para seguir sustentando a la fundación y poder ayudar a más”, cuenta Maryori, una madre de dos hijos que irradia luz de sus ojos, porque “ha encontrado la forma de servir a los pacientes necesitados durante lo que le reste de vida”.
En 10 años Ingrit se ve supervisando un gran taller de costura y produciendo a gran escala para llevar sus productos a más rincones de Venezuela. Por su parte, Maryori sueña con emplear a pacientes marabinos que necesiten de Ostolife.
“Mi empresa es fundamental porque promueve una Maracaibo inclusiva al emplear a gente de esta ciudad que muchos no quieren emplear, porque les da miedo, asco. Así como nosotras nos sentimos apoyadas por la Alcaldía, así vamos a apoyar nosotras a los pacientes con ostomías y a sus familiares, porque luchar con esto todos los días es desgastante y muy costoso”, concluyó Maryori.
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