En su sexta edición de Sueños Sobre Ruedas de 2025, fueron 50 los beneficiados con la entrega de estas ayudas técnicas en las 18 parroquias del municipio
Sueño sobre Ruedas, el programa bandera de la Alcaldía de Maracaibo, llevado desde la Dirección de Desarrollo Social, no solo entrega sillas; devuelve dignidad y autonomía a quienes enfrentan limitaciones físicas en su día a día.
En su sexta edición del año, fueron 50 los beneficiados con la entrega de estas ayudas técnicas en las 18 parroquias del municipio. Adrián Romero Martínez, destacó con especial énfasis en la importancia de continuar y fortalecer los programas sociales que impactan positivamente en la vida de los marabinos.

“Este es nuestro programa bandera, cuyo objetivo es cambiar la vida las personas que tienen discapacidad o algún impedimento, para nosotros un honor llevarle una solución a la puerta de su casa y hacer la diferencia
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Cada entrega es un compromiso hacia una sociedad más justa y solidaria, con cada silla entregada, hay un sueño que comienza a rodar. Es el caso de Sara Zambrano, una joven de 18 años que, tras sufrir una hipoxia cerebral al nacer, enfrenta dificultades significativas.
En el sector Sabaneta, parroquia Cristo de Aranza, la joven Sara sonrió tímidamente. Su cuerpo nunca conoció el impulso de caminar: una hipoxia cerebral al nacer le arrebató la movilidad. Pero su espíritu, alimentado por el amor incondicional de su abuela Mary Boscán, se mantiene firme.



Mary, de 75 años, es madre por segunda vez. “Sara solo me tiene a mí. Su mamá, mi hija, murió hace 14 años. Desde entonces, no hemos parado”, cuenta mientras acaricia el respaldo de la nueva silla. “Antes yo tenía que ponerle franelas, cojines atrás… pero igual todos los días me decía: ‘abuela, me duele mucho la espalda’. Hoy eso cambia. Hoy ella va a estar cómoda, y yo también podré respirar un poco”.
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Sara, por su parte, la mira con ternura: “Me gusta mucho y estoy más cómoda, ya no me va a doler la espalda”. En esa frase sencilla cabe todo el peso de una vida transcurrida con esfuerzo.

En la parroquia Manuel Dagnino, Jesús Sánchez, de 73 años, lucha contra el Parkinson. Hace cinco años le pusieron nombre a los temblores que ya le robaban el equilibrio y la independencia. Su hermana, Ana, de 59, desde ese entonces se convirtió su principal apoyo.
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“No ha sido fácil. Llevarlo a consulta, sacarlo a la clínica, hasta sentarlo en el frente de la casa me costaba”, confiesa Ana. Al recibir la nueva silla, lo acomoda con cuidado y comenta: “Esto cambia todo… ahora no tendré miedo de moverlo, de sacarlo. Atenderlo será mucho más fácil”.

En el Barrio La Pastora, parroquia Cecilio Acosta, la historia de Magdalena Gutiérrez, de 63 años, se entrelaza con el silencio de las aceras y el peso de la enfermedad. Es paciente renal crónica y depende de sus dos hermanas para casi todo.


“Ir a esperar el bus era un sufrimiento. Me sentaba en un tronquito en la acera, y si no me prestaban una silla en el hospital, tenía que quedarme parada, como podía”, recuerda. Hoy, al recibir su silla de ruedas, la emoción le quiebra la voz: “Gracias a Dios, ahora tengo la mía. Cuando la necesite, podré disponer de ella. Para mí esta silla significa libertad”.
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